185. Dedal COLECCIÓN GRITOS // GRITOS COLLECTION´s Thimble

Dedal Fachada Universidad de Salamanca. Castilla y León. Colección Gritos.

Dedal Fachada Universidad de Salamanca. Castilla y León. Colección Gritos.

El dedal de hoy vuelve a ser otro dedal de la colección que os vengo enseñando desde hace unos días. Esta vez volvemos a la ciudad castellano leonesa de Salamanca, para enseñaros un bonito dedal de la fachada de su Universidad.

La Universidad de Salamanca (en latín: Universitas Studii Salmanticensis) es una universidad pública española emplazada en la ciudad de Salamanca. Es la universidad, en activo, más antigua del país, y la quinta más antigua de Europa, tras las de Bolonia, Oxford, París y Cambridge.

El Studium Generale, germen de la universidad, instituido en 1218, era en ese momento el segundo más antiguo de España, tras el Estudio General de Palencia (fundado entre 1208 y 1214) y además fue la primera institución educativa europea que obtuvo el título de Universidad por la real cédula de Alfonso X «el Sabio» fechada el 9 de noviembre de 1252, y posteriormente ratificada por la licentia ubique docendi de Alejandro IV en el año 1255.

Su origen, como el de la mayor parte de las universidades medievales europeas, fueron unas escuelas catedralicias existentes en Salamanca, cuya existencia puede rastrearse ya en 1130, cuando su maestrescuela asistió a un concilio en Carrión.

En el año 1218, Alfonso IX de León otorgó la categoría de Estudio General a esas escuelas, con el nombre de Studii Salmantini. Este título de Estudio General manifiesta la diversidad de las enseñanzas impartidas, su característica no privada (abierta a todos) y la validez de sus títulos. La Universidad de Salamanca nació como una universidad eminentemente jurídica, en consonancia con la Universidad de Bolonia y en contraste con las universidades de Oxford y París, más centradas en la teología y las artes. En 1254, el rey Alfonso X el Sabio dotó a la universidad de unos estatutos que definían el sistema de financiación de la universidad y creaban el cargo de bibliotecario y nuevas cátedras. La Universidad de Salamanca se convirtió así en la primera de Europa en contar con una biblioteca pública. La Universidad era financiada por la Iglesia, aunque indirectamente. Sus fondos provenían de las tercias reales del diezmo eclesiástico. Al ser el diezmo un impuesto sobre la producción agrícola, la situación económica de la Universidad estuvo fuertemente influida por las crisis agrarias que se producían regularmente. Se impartían entonces estudios en derecho, medicina, lógica, gramática y música. Los profesores de asignaturas relacionadas con el derecho gozaban de un sueldo mayor, al tratarse de una universidad inclinada hacia las disciplinas jurídicas. Durante los siglos XIII y XIV se fueron creando nuevas cátedras, especialmente en derecho. El espaldarazo final le llegó en el año 1255 con la bula del papa Alejandro IV que le otorgó la licentia ubique docendi, con la que se reconocía la validez de los grados otorgados por la Universidad de Salamanca en todo el mundo. Entre 1381 y 1386 comenzó a impartir estudios de teología.

Las clases se impartían en latín, lo que facilitaba la movilidad internacional de profesores y estudiantes al ser una lengua utilizada en toda Europa. Los principales destinos del alumnado eran Bolonia, París y Montpellier. No obstante, la movilidad internacional en este periodo era poco importante, llegando muy pocos alumnos extranjeros a Salamanca. La mayor parte de los alumnos provenían de la Meseta Norte, Portugal, Galicia y Asturias. La Universidad presentaba unas dimensiones reducidas, en términos de número de alumnos, respecto a otras de la época como la de Bolonia. A finales del siglo XIV estudiaban en Salamanca entre 500 y 600 alumnos. El crecimiento durante el siglo XV fue muy importante, alcanzando unos 3.000 alumnos a comienzos del siglo XVI. Todos eran varones y predominaban los clérigos sobre los laicos.

La institución tardó siglos en contar con edificios propios donde impartir la docencia. Hasta el siglo XV, las clases se impartían en el claustro de la Catedral Vieja, en casas alquiladas al cabildo y en la iglesia de San Benito.

El primer edificio propiamente universitario fue el del Colegio Mayor de San Bartolomé (por lo que era conocido como el «Colegio Viejo«), fundado por el obispo Diego de Anaya Maldonado, comenzado a construir en 1401. El cardenal aragonés Pedro de Luna, que luego sería el antipapa Benedicto XIII, gran protector de la institución, impulsó la compra de los primeros solares y en las constituciones de 1411 obligó a la construcción de las Escuelas Mayores (conocido a veces como edificio histórico de la universidad). Poco después, el rey Juan II, promovió la del Hospital del Estudio (actual rectorado), y más tarde (1428) se empezó el edificio de las Escuelas Menores. Las primeras constituciones de la Universidad fueron otorgadas por el Papa Luna. En 1422 fueron sustituidas por las de Martín V.

En las Escuelas Menores se impartían las enseñanzas que daban acceso al título de Bachiller. En las Escuelas Mayores se estudiaba para los grados de Licenciado y Doctor, títulos mayores.

Además de en las Escuelas, las enseñanzas se impartían en los Colegios Mayores y Menores o en conventos de las órdenes religiosas. En la España del Siglo de Oro sólo había seis Colegios Mayores: los cuatro de Salamanca: el de San Bartolomé, el de Oviedo, el de Cuenca y el de Santiago, a los que se añadían el de Santa Cruz en Valladolid y el de San Ildefonso en Alcalá. Salamanca contaba además con un sinnúmero de colegios menores y otros centros universitarios de diverso tipo.

En el tránsito del siglo XV al XVI, la Universidad de Salamanca se convirtió en el referente nacional. Hasta el siglo XVII fue vista como la universidad más prestigiosa, afamada e influyente de España, por contar con la mayor variedad de enseñanzas, las mejores dotaciones físicas y humanas y el alumnado más internacional. El auge de la Universidad se debió en buena medida a la conquista de América por parte de España y a la construcción del Estado centralizado por los Reyes Católicos, lo que requería burócratas, funcionarios y juristas que la Universidad de Salamanca podía ofrecer gracias a su especialización en estudios jurídicos. A finales del siglo XVII, el 65 % del presupuesto destinado a salarios iba a parar a profesores de derecho y teología , y las cátedras de matemáticas-astrología y música eran las peor pagadas. Hacia 1580, llegaban a Salamanca 6.500 estudiantes nuevos cada año, y de entre los licenciados se nutría la administración de la monarquía hispánica de funcionarios para el Estado.

A pesar del carácter jurídico de la Universidad, desde finales del siglo XV también se incorporó al movimiento humanista, aunque relativamente ensombrecida en este terreno por la entonces recién creada Universidad de Alcalá. En este periodo convivieron en Salamanca algunos de sus miembros más brillantes en lo que se conoció como la Escuela de Salamanca. Los integrantes de la Escuela renovaron la teología, sentaron las bases del derecho de gentes moderno, del derecho internacional y de la ciencia económica moderna y participaron activamente en el Concilio de Trento. Matemáticos de esta Escuela estudiaron la reforma del calendario, por encargo del papa Gregorio XIII, y propusieron la solución que se implantó posteriormente. También tuvo Salamanca en esa época las que probablemente fueron las primeras alumnas universitarias del mundo: Beatriz Galindo y Lucía de Medrano. Medrano fue la primera mujer que dio clases en una Universidad.

El claustro de la Universidad discutió sobre la viabilidad del proyecto de Cristóbal Colón y las consecuencias que traían sus afirmaciones. Una vez descubierta América, se discutió sobre el derecho de los indígenas a ser reconocidos con plenitud de derechos, algo revolucionario para la época.

En el siglo XVII, el carácter humanístico fue abandonado y se produjo una relativa decadencia. Como un título por Salamanca o haber sido Colegial era llave para obtener cargos importantes en la Administración, los hijos de la nobleza fueron tomando el dominio de los colegios mayores, que dejaron de servir su función original: enseñar a jóvenes pobres pero valiosos. Pudieron tomar el poder porque los colegios funcionaban como una institución democrática en la que los colegiales decidían colegiadamente todos los aspectos del gobierno, incluyendo la admisión de nuevos colegiales; en cuanto formaron un grupo suficientemente numeroso, cerraron la admisión de los no pertenecientes a la nobleza, entre otras cosas exigiendo pruebas de limpieza de sangre, lo que solamente podían demostrar los nobles, que disponían de archivos ordenados.

En el siglo XVIII, especialmente durante el reinado de Carlos III, se llevaron a cabo reformas que hicieron que la Universidad de Salamanca constituyera uno de los principales focos de la Ilustración española. Se potenciaron la medicina, la física, las matemáticas y las letras clásicas. En torno a Ramón de Salas y Cortés —profesor de filosofía moral y jurídica— y al poeta Meléndez Valdés se congregaron personajes notables como el matemático y filósofo Miguel Martel, el bibliotecario de la universidad, traductor, sistematizador y difusor del pensamiento de Jeremy Bentham, Toribio Núñez Sessé, el matemático Juan Justo García o los poetas y políticos Juan Nicasio Gallego y Manuel José Quintana. Muchos de los estudiantes, profesores e intelectuales vinculados a este círculo ilustrado desempeñaron, como por ejemplo Diego Muñoz Torrero, un papel fundamental en las Cortes de Cádiz, la elaboración de la Constitución de 1812, el desarrollo del liberalismo y el pensamiento progresista en España y la introducción de las entonces incipientes ciencias sociales. No fueron ajenos a este renacer los prelados de Salamanca, como Bertrán o Tavira (éste, además catedrático de la Universidad), ambos de ideas ilustradas. Por real decreto de 12 de julio de 1807 se aprueba el plan de estudios de Caballero para todas las universidades del reino, siguiendo las pautas trazadas por la Universidad de Salamanca, que ya apuntaba hacia un nuevo tipo de universidad más centrado en las ciencias naturales y sociales y menos en el derecho y la teología. El plan acabó enseguida, debido a la invasión francesa. El reinado de Fernando VII de España y la restauración del absolutismo, tras el breve trienio liberal de 1820 a 1823, condujo a la frustración de este renovador y prolongado movimiento intelectual.

Durante la invasión francesa (1808–1813) muchos de los edificios de los Colegios salmantinos resultaron destruidos en el transcurso de una fase de la llamada «Batalla de Salamanca» por parte de los historiadores ingleses, al sur de la ciudad, actual calle ancha, donde las tropas británicas tomaron al asalto esta parte de la ciudad que albergaba tres posiciones fortificadas francesas, con gran destrucción al estallar un polvorín en el convento de San Vicente, una de las tres fortificaciones. Lo que quedaba de sus bibliotecas (parte ellas había sido trasladado a Palacio Real al ser cerrados los Colegios en 1780) fueron expoliadas. Esos libros se recuperaron entre el equipaje del rey José tras la batalla de Vitoria (1813), y una parte fue regalada por Fernando VII a Lord Wellington, como agradecimiento, y otra pasó a formar parte de la Biblioteca del Palacio Real. Parte de estos últimos fue recuperada para la Biblioteca de la Universidad en 1954.

En 1852 la Universidad perdió la condición de universidad pontificia, al aprobarse la real orden de 21 de mayo que suprimió sus dos facultades eclesiásticas (Teología y Derecho Canónico).

Tras el Plan Pidal de 1845, la universidad pierde la facultad de expedir títulos de doctor, que se reserva en exclusiva para la Universidad Central de Madrid. En ese momento Salamanca dejó de jugar el papel de universidad modelo, que pasaría a la Central. Perdió dos facultades (Medicina y Ciencias), quedando reducida a otras dos: Derecho y Filosofía y Letras. La Diputación Provincial y el Ayuntamiento de la ciudad financiaron la continuidad de ambas, como Facultades Libres, instalándose Medicina en el edificio del Colegio del Arzobispo y el llamado Colegio Libre de Ciencias, en el edificio de las Escuelas Menores, hasta que, tras los esfuerzos de los rectores Esperabé y Unamuno, en 1904, vuelven a ser reconocidas como facultades estatales.

Desde 1951, el ministro de Educación Nacional Joaquín Ruiz-Giménez intentó reducir en cierta medida el grado de control político ejercido por el Gobierno sobre las universidades, abrir la universidad española a Europa y otorgar cierta autonomía a los centros. La Universidad de Salamanca, por su significación histórica, era un buen modelo para iniciar el proceso, por lo que el Gobierno apoyó decididamente los preparativos para la celebración del VII centenario de la Universidad en el curso académico 1953-1954, acto que debía servir de escaparate de las nuevas políticas. La Universidad aprovechó la efeméride para manifestar su objetivo de recuperar el lugar privilegiado que había ocupado anteriormente en el panorama universitario español, abandonando el papel de universidad de provincias al que había sido relegada por la política centralista liberal del siglo XIX. Las celebraciones del centenario lograron recuperar la imagen de la Universidad gracias al homenaje recibido por las más de 70 universidades de todo el mundo asistentes al evento y el reconocimiento de la Universidad de Salamanca como alma mater de las universidades hispanoamericanas. En los actos celebrados en el mes de octubre de 1953, el rector de la Universidad, Antonio Tovar, hizo público el acuerdo alcanzado en 1948 para otorgar el doctorado honoris causa a Francisco Franco, movimiento con el que se pretendía obtener concesiones del dictador. Los actos del centenario tuvieron prontas repercusiones: el 6 de noviembre de ese mismo año el Consejo de Ministros devolvió a la Universidad de Salamanca la potestad de otorgar el título de doctor, en mayo de 1954 se devolvieron a Salamanca un millar de manuscritos de las bibliotecas de los antiguos Colegios Mayores que habían permanecido en Madrid desde tiempos de Carlos IV, y en 1955 se planteó la concesión a la Universidad de un régimen especial con cierta capacidad de decisión y autonomía que posteriormente podría ampliarse a otras universidades en función de los resultados observados en Salamanca. No obstante, este proceso de relanzamiento de la Universidad de Salamanca se truncó en 1956 con la dimisión del ministro Ruiz-Giménez, que fue incapaz de convencer del proceso de apertura y reforma a los sectores más conservadores del régimen franquista.

A pesar de todo, en esta época se dio un renacimiento de la Universidad con un grupo de profesores notables, entre los que se cuentan el rector Antonio Tovar, el exrector Ramos Loscertales y los profesores Guillermo Arce, Miguel Artola, Norberto Cuesta, García Blanco, Maluquer, Ruiz-Giménez, Granjel, Tierno Galván, Zamora Vicente y muchos otros.

Desde el fin del proceso aperturista en 1956 hasta comienzos de la década de 1960, el número de alumnos de la Universidad de Salamanca se mantuvo relativamente constante, entre 3000 y 4000 alumnos. A partir del curso 1962-1963, se produjo un crecimiento constante del número de matriculados, duplicándose en el plazo de diez años hasta alcanzar los 7727 estudiantes en el curso 1972-1973. El incremento del número de estudiantes no se produjo de manera homogénea en todas las facultades que conformaban la Universidad, lo que derivó en una modificación del peso de cada una de ellas sobre el total del cuerpo estudiantil. Hasta 1965, el grueso de los estudiantes se concentraba en las facultades de Derecho y Medicina. A partir de ese año, la Facultad de Derecho fue perdiendo peso en favor de la Facultad de Filosofía y Letras, mientras que la Facultad de Medicina mantuvo su posición predominante. Las principales razones de esta redistribución del cuerpo estudiantil entre facultades fueron el incremento de la población estudiantil femenina, que mostraba una mayor preferencia por las enseñanzas de la Facultad de Filosofía y Letras, y el aumento del número de estudiantes extranjeros, fundamentalmente iberoamericanos, que demandaban principalmente estudios en Medicina.

Desde 1955 hasta 1970, la Universidad de Salamanca aumentó su proyección internacional, solo equiparable a las de la Universidad Central de Madrid y la Universidad de Barcelona, también importantes universidades de referencia de la época. Entre 1955 y 1965, la matrícula de alumnos extranjeros se triplicó, registrándose posteriormente un ligero descenso hasta 1970. En conjunto, el número de estudiantes extranjeros se duplicó al pasar de 371 estudiantes en 1955 a 773 en 1970. Una media del 80,5 % de los estudiantes extranjeros procedían de Iberoamérica, y demandaban principalmente estudios en Medicina (el 78,3 % de los alumnos extranjeros acudían a esta facultad). El auge de la Facultad de Medicina se debió en gran medida al logro de un cierto prestigio a nivel nacional gracias a la creación de nuevos centros y escuelas profesionales como el Instituto de Investigaciones Clínicas, la Escuela Profesional de Oftalmología y la Escuela Profesional de Obstetricia y Ginecología, y a la necesidad de profesionales y especialistas en este campo en Iberoamérica. El 11,4 % de los alumnos extranjeros acudían a la Facultad de Filosofía y Letras, fundamentalmente al Curso Superior de Filología Hispánica puesto en marcha en 1950 y que dio comienzo a la tradición de enseñanza del español en Salamanca que perdura hasta la actualidad. Estos alumnos procedían en su mayor parte de Europa (principalmente Reino Unido) y Estados Unidos.

Al margen de las enseñanzas conducentes a títulos oficiales impartidas en las facultades, el principal motor de atracción de estudiantes extranjeros fue el Curso de Verano para Extranjeros organizado por la Facultad de Filosofía y Letras desde 1964, con un plan de estudios similar al del Curso Superior de Filología Hispánica que incluía estudios en lengua, literatura, historia, geografía, arte y pensamiento de España. El curso fue muy bien acogido y el número de estudiantes aumentó año tras año: la matrícula aumentó desde los 112 estudiantes en 1964 hasta los 1897 de 1971. Este último dato suponía una cifra igual al 30 % de los estudiantes matriculados en estudios oficiales ese mismo año. Los estudiantes del Curso de Verano para Extranjeros provenían principalmente de Estados Unidos (entre el 30 % y el 50 %) y Francia (alrededor del 30 %).

Este, es el cuarto dedal de los dedales de la colección de Gritos, y como los anteriores fue comprado en la tienda «Gritos de Madrid«, situada en la Plaza Mayor de la ciudad de Madrid.

(13/06/2015)

183. Dedal COLECCIÓN GRITOS // GRITOS COLLECTION´s Thimble

Dedal Plaza Mayor Salamanca. Castilla y León. Colección Gritos.

Dedal Plaza Mayor Salamanca. Castilla y León. Colección Gritos.

Y aquí os enseño otro de los bonitos dedales de esta preciosa colección de Gritos de diferentes lugares importantes de las ciudades de Madrid y Salamanca. En el día de hoy, me gustaría enseñaros este bonito dedal de la Plaza Mayor de la ciudad de Salamanca.

La Plaza Mayor de Salamanca, es un espacio urbano construido como plaza mayor que con el tiempo se ha convertido en el centro de la vida social de la ciudad. Fue construida en el periodo que va desde el año 1729 al 1756, en estilo barroco. El diseño es del arquitecto Alberto Churriguera (pabellones Real y de San Martín) y posteriormente continuada por otros con pocas modificaciones respecto al proyecto inicial. A comienzos del siglo XIX sufrió diversas remodelaciones urbanísticas, hasta que poco a poco a mediados del siglo XX fue desprovista de sus jardines, quiosco de música central y urinarios públicos para quedar diáfana. Fue declarada BIC con categoría de Monumento el 21 de diciembre de 1973, publicándose en el BOE el 23 de enero de 1974.

Definida por Miguel de Unamuno, que hacía su tertulia diaria en la terraza que tiene en la plaza el Café Novelty:

“Es un cuadrilátero. Irregular, pero asombrosamente armónico.”

Nació de forma natural en una campa en la que se comerciaba, junto a la antigua Puerta del Sol de la muralla salmantina y, por encontrarse allí la Iglesia de San Martín, fue conocida desde el siglo XV como plaza de San Martín. Esta plaza era mucho más grande que la Plaza Mayor, casi cuatro veces más y se extendía no solamente por la actual plaza, sino que comprendía la plaza del mercado, la del Corrillo y la del Poeta Iglesias, siendo considerada como «La plaza más grande de la cristiandad», en la cual se realizaban simultáneamente todas las funciones de una plaza (fiestas, mercado, etc.).

La idea de su construcción proviene del empeño administrativo del corregidor andaluz Rodrigo Caballero que a su edad de sesenta años logra convencer al Ayuntamiento de la necesidad de una plaza más armónica y acorde con las corrientes urbanísticas de la época. En 1724 se segrega de la plaza primitiva y se comienza a construir una plaza al estilo de la de Madrid, por el arquitecto Alberto de Churriguera, trasladándose a ella el Ayuntamiento (las Casas Consistoriales) lo que le da el rango de Plaza Mayor. Muerto Churriguera, termina la obra Andrés García de Quiñones (1755). Desde el punto de vista estético, la de Salamanca mejora claramente su modelo, no solamente por el material empleado (piedra franca de Villamayor con su color dorado característico), sino por sus proporciones, mucho más armoniosas y por ser completamente cerrada. Hay que tener en cuenta, que por entonces la de Madrid tenía dos plantas más y no estaba del todo cerrada: tras sufrir un incendio en 1790 (más de tres décadas después de terminada la de Salamanca), fue reconstruida por Juan de Villanueva, y fue remodelada suprimiendo los mencionados dos pisos (lo que mejoró sus proporciones) y cerrando las esquinas con arcos para la entrada de las calles, al modo de la de Salamanca.

Se edifican los pabellones siguiendo tres fases constructivas bien diferenciadas a lo largo de un cuarto de siglo. La primera fase que aborda en sucesión dos pabellones: El Real y el de San Martín (durante el período: 1729-1735). El Pabellón Real era muy importante, porque con él se cerraba el desnivel de la plaza, haciendo su suelo plano.

El segundo período comprende quince años de interrupción de la obra (durante el período: 1735-1750) debido a los litigios habidos por el Ayuntamiento con los dueños de las casas, que era necesario expropiar para la construcción del Pabellón de Petrineros y del Consistorial. Una tercera fase de construcción de la Casa Consistorial y su fachada (1750-1756) a cargo del arquitecto gallego Juan García Berruguilla. Se completó el cierre de la Plaza el 29 de abril de 1755. La Casa Consistorial quedó arquitectónicamente incompleta, siendo construida posteriormente la espadaña de su fachada un siglo después (en 1852).

El ala este, en cuyo centro está el Pabellón Real, fue la primera que se construyó, ya que servía como muro de contención para hacer horizontal el suelo de la nueva plaza. Esta ala muestra entre sus arcos medallones con el busto de algunos reyes de España. En las otras alas, los medallones representan a otros personajes ilustres (santos, sabios, descubridores, etc).

En 1935, fue declarado Monumento Nacional, por ser la Plaza Mayor «más decorada, proporcionada y armónica de todas las de su época».

El aspecto actual, en lo que se refiere al pavimento (baldosas de granito gris, con marcas de granito rosa), se hizo hacia 1953 con granitos procedentes de las canteras de Carbellino. Hasta entonces tenía un jardín central, con árboles, arriates de flor y un quiosco de música en su centro. Una calle adoquinada lo contorneaba.

En la actualidad, la Plaza Mayor es el centro de la vida de la ciudad y un punto de encuentro habitual de los habitantes. En ella se encuentran innumerables bares y terrazas, además de la cafetería más antigua de la ciudad, el centenario Café literario Novelty, que al estilo del Café Gijón en Madrid, ha sido punto de encuentro habitual de los literatos y artistas de la ciudad, desde su inauguración en 1905.

Con motivo del festejo del 250 aniversario de la Plaza Mayor de Salamanca se diseñó el programa cultural denominado «Salamanca 2005. Plaza Mayor de Europa«, con actividades musicales y escénicas destinadas a todos los públicos.

La Plaza Mayor de Salamanca no es un cuadrado perfecto (es un cuadrilátero irregular) y ninguna de sus fachadas mide lo mismo. Aproximadamente, la fachada del Ayuntamiento mide 82,60 m, la fachada oriental (Pabellón Real) 80,60 m, la fachada oeste mide 81,60 m y el lado de San Martín mide 75,69 m. Haciendo un cálculo aproximado, la plaza tiene una superficie de unos 6400 m² sin contar los soportales. En total la plaza tiene 88 arcos de medio punto con medallones en los que se representan personajes importantes en sus albanegas.

Cuando a Miguel de Unamuno, que hacía su tertulia diaria en la terraza que tiene en la Plaza el Café Novelty, refiriéndose a la misma, le preguntaban si era un cuadrado perfecto o no, él afirmaba:

“Es un cuadrilátero. Irregular, pero asombrosamente armónico.”

La edificación tiene tres pisos (más planta baja) de altura salvo en el pabellón de las Casas Consistoriales, en el que tiene dos (más planta baja).

Este programa posee una historia que va unida al desarrollo urbanístico de la Plaza a lo largo de los años que van desde su construcción en el siglo XVIII. Una de las iconografías más evidentes es la que se puede ver alrededor de la misma, en los medallones ubicados en las enjutas de los ochenta y ocho arcos. Pero puede observarse igualmente escudos de armas en los soportales de los arcos mayores, en los balcones y demás elementos arquitectónicos.

Las Casas Consistoriales nunca se terminaron: faltan dos torres sobre las alas laterales, que el arquitecto (Andrés García de Quiñones) no se atrevió a construir por considerar que la obra en la que debían apoyarse no reunía condiciones para resistir el peso, pero se conserva la maqueta de 1745. El proyecto de las torres se utilizó por su autor para concluir las torres de La Clerecia.

En el arco de mayor alzada de la zona del Pabellón Real, junto a la salida el Mercado, aparece una inscripción que recuerda: «Aquí se mató una muger, rueguen a Dios por ella. Año de 1838» (sic).

Este dedal de porcelana, como el anterior, con la vista en blanco y negro de la Plaza Mayor de Salamanca, fue comprado en la tienda «Gritos de Madrid» en la Plaza Mayor de Madrid.

(13/06/2015)

17. Dedal SALAMANCA // SALAMANCA´s Thimble

Dedal escudo Salamanca.

Dedal escudo Salamanca.

En esta entrada, os muestro un nuevo dedal de Salamanca. Anteriormente, os mostré un dedal de cerámica que contaba con numerosos dibujos de lugares típicos de la ciudad como la Plaza Mayor, la Casa de las Conchas, o el Puente Romano sobre el Río Tormes.

En esta ocasión, como podéis observar este dedal es un dedal de porcelana que lleva impreso el escudo de la ciudad. Ahora os voy a contar un poco sobre el escudo de la ciudad de Salamanca.

Escudo partido.

  • Primero, de plata con un puente de piedra, mazonado de sable, sobre el que está pasante un toro arrestado de sable, y tras él una higuera de sinople, arrancada.
  • Segundo, de oro con cuatro palos de gules; bordura de azur con ocho cruces paté de plata.
  • Mantelado en jefe de plata, con dos leones mornados, al natural, salientes de los flancos y afrontados.

Al timbre, la Corona Real Española, abierta y sin diademas.

Estas mismas líneas superiores, nos las encontramos en el Boletín Oficial de Castilla y León nº118, de 20 de junio de 1996. Orden de 11 de junio de 1996,de la Consejería de Presidencia y Administración Territorial, por la que se aprueba el escudo heráldico de Salamanca. Tradicionalmente el orden de las particiones del escudo era el contrario, las barras a la izquierda y el puente a la derecha, como se puede observar en el dedal que hoy os muestro y en numerosos edificios y documentos anteriores a esta orden. En la primera división del escudo aparece representado el Puente Romano. El toro alude al paisaje del Campo Charro, conocido por sus dehesas donde se crían toros bravos. El origen exacto de las barras y la bordura con las cruces de plata procede del Conde D. Vela, el segundo de los seis condes que Alfonso VI, nombró por jueces en Castilla. La Historia nos dice que pobló Salamanca, vino al frente de los repobladores castellanos, y que era de la Casa de Aragón, de aquí proceden los cuatro bastones de su escudo y la orla con las cruces de Jerusalén, por haber estado en la conquista de Tierra Santa. (Wikipedia)

Por último, sólo comentaros que si queréis conseguir este dedal, tenéis que dirigiros a la Ciudad Vieja, a la Calle Quintana, a una tienda de souvenirs que se llama «Regalos HISPANIA«, esto no quita de que lo podáis encontrar en otras tiendas de souvenirs de la ciudad.

03. Dedal SALAMANCA // SALAMANCA´s Thimble

Dedal vistas Salamanca.

Dedal vistas Salamanca.

Mi entrada del blog del día de hoy, va dedicada a una ciudad maravillosa para mi gusto, Salamanca. Así que, el dedal que os muestro hoy es un dedal de esta ciudad. La ciudad de Salamanca cuenta con muchos lugares para ser visitados y maravillarse con el patrimonio histórico-arquitectónico de ésta. Su Ciudad Vieja fue declarada Patrimonio de la Humanidad, y en ella podemos encontrar lugares tan espectaculares como sus dos catedrales (una Catedral Vieja y una Catedral Nueva); justo al lado, está la Plaza de Anaya, donde también encontramos el Palacio de Anaya, hoy en día ocupado por la Facultad de Filología; caminando un poco por el centro de la ciudad, descubrimos la Casa de las Conchas, la cual alberga una biblioteca; y siguiendo con nuestra caminata podemos encontrar la Plaza Mayor, el Convento de San Esteban, la Universidad y las Escuelas Mayores. Además, esta ciudad está bañada por las aguas del Río Tormes, sobre el que podemos ver su famoso Puente Romano. A parte de todos estos lugares, Salamanca está ligada a la Literatura Universal por nombres como Fray Luis de León, Miguel de Unamuno, Miguel de Cervantes, etc. En este dedal de cerámica, están representados algunos de esos lugares que forman parte de esta ciudad monumental, como la Plaza Mayor, la Casa de las Conchas, la Universidad, el Río Tormes, la Catedral y el Puente Romano. La adquisición de éste, se puede llevar a cabo en muchas de las tiendas de souvenirs que se encuentran en la Calle Rúa Mayor. En toda la ciudad hay tiendas de recuerdos, pero sobre todo en la Ciudad Vieja. Personalmente, le recomendaría a todo aquel que no ha visitado esta ciudad que la visitara, porque el que la visita una vez, vuelve una segunda. Os dejo una página en la que encontraréis información sobre la ciudad. (http://www.salamanca.es/es/)